Bajo un frondoso árbol teñido de verde esmeralda,
con su tronco añoso por el paso del tiempo,
y sobre sus raíces que sobrepasan la tierra,
¡Yo!
parado inmóvil en el lugar donde el sol acaricia
conocí unos ojos negros;
son los ojos de una dama,
de una belleza ignorada.
Es una morena encantadora de tez lisa y brillante,
de lindo y esbelto caminar
y con su dulce sonrisa hace resaltar sus negros ojos.
Bajo este árbol estoy en la gloria,
y a la vera del río mí corazón brota gritos;
al ver la morocha con su dulzura y deleite,
que ni respiro; y me mata,
con su mirada que hechiza y su perfume,
como una fruta sabrosa.
Yo mezclo en mi alma, mí asombro y mi sueño,
y abrir una puerta quisiera de un infinito amor
al que nunca he conocido.
¡Oh mí única Reina!
De ojos negros y perfume con sabor a fruta.
En mis brazos la tengo y quisiera llevarla,
en mí bote por el río,
y a la luz de la luna;
perdernos en la noche...
“TÚ; YO, Y TÚ PERFUME”.
BEBA
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