¿Quién era mí madre?
Una mujer sencilla,
adoraba a mí papá
no menos a nosotros.
Era un ejemplo de vida,
era una gota de miel,
una caricia y un consejo
siempre lo tenía a flor de piel
Con su sonrisa dulce,
a la mañana nos despertaba,
con un beso en sus labios
y un mate la acompañaba.
Nunca estaba cansada
si algo se le pedía,
con su interminable paciencia
a todos nos complacía.
Que épocas aquellas;
cuando mí mamá vivía,
todo se podía,
porque eran sus manos,
tan grandes como estrellas.
Su corazón era el sol,
era la dosis de cada día,
como lo extraño hoy,
que me des el buen día.
Se que desde esa estrella
me guías día a día,
gracias por no dejarme;
ni de noche, ni de día.
Beba
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